“Se siente como si me hubieran olvidado, necesitamos ayuda para no ahogarnos”. La vida de Raúl cambió para siempre cuando pisó un alambre de tropiezo de una mina antipersonal en 2007. 

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Para Raúl, quien antes del accidente trabajaba en agricultura, su esposa Rubiela y sus cuatro hijos, el conflicto ha tenido un gran impacto en sus vidas. Siempre han vivido en Puerto Limón, una comunidad rodeada de cultivos de café y montanas inclinadas en la cordillera de los Andes en el departamento del Tolima. Pero, en 2007, su vida cambio para siempre cuando Raúl pisó un alambre de tropiezo de una mina antipersonal mientras recolectaba madera en una de las montañas, sufriendo graves heridas. Desde el día del accidente, Raúl no ha podido trabajar, su pierna no ha sanado del todo y permanece inclinada hacia un lado, lo que impide que pueda caminar bien y que tenga que utilizar una caña para desplazarse. Su espalda le duele tanto que tiene problemas para montar su caballo por largos periodos de tiempo y cuando lo hace, debe permanecer hasta tres días en cama por el dolor. 

Raúl no ha podido trabajar desde el accidente, por lo tanto, su esposa Rubiela, cultiva el café en su terreno y lo vende en el mercado local a fin de sostener a su familia. 

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La presencia de minas antipersonal ha atemorizado a la familia por muchos años, incluso antes del accidente de Raúl. Cerca de su casa, la señalización roja evidencia la amenaza, identificando el área peligrosa el Platanillal que rodea el único camino a la casa. En 2002, un grupo armado ilegal tuvo un campamento allí, diciéndole a la comunidad local que se alejaran porque habían sembrado minas. Siempre ha sido una fuente de miedo, pero en mayo de 2018, gracias al apoyo de los gobierno de Noruega y Estados Unidos, HALO inició operaciones en el área.

Rubiela hace su mejor esfuerzo para apoyar a su esposo e hijos mientras arregla la casa, cuida a los animales, prepara el café para que se seque y poder venderlo en el mercado a fin de llegar a fin de mes con sustento suficiente. “Nadie debería vivir así”, afirma Rubiela. En Colombia hay más de 11,500 víctimas de minas antipersonal registradas y el gobierno está comprometido en asegurar el bienestar de todas las víctimas del conflicto. Mientras Rubiela prepara el café, Raúl explica, “se siente como si nos hubieran olvidado, necesitamos ayuda para no ahogarnos”. 

A veces, los retos que enfrentan Raúl y Rubiela parecen imposibles de superar, sin embargo, saber que HALO está despejando a su alrededor, les da tranquilidad. Pronto, no tendrán que preocuparse porque sus hijos puedan salir lastimados por uno de estos artefactos, haciendo que Raúl y su familia se sientan cada día más seguros.

HALO inició operaciones de despeje en el área el Platanillal en mayo de 2018. Esta área rodea el único camino a la casa de Raúl y su familia. Raúl afirma que sabiendo que HALO destruirá los artefactos explosivos se sentirán más seguros.