Sin el apoyo del Gobierno de los Estados Unidos, The HALO Trust en Colombia no habría podido tener el impacto que ha tenido desde 2013. Desde el establecimiento de HALO en Colombia, el Gobierno de los Estados Unidos ha apoyado continuamente la labor de desminado humanitario, incluida la educación sobre los riesgos y la realización de estudios no técnicos, y se ha convertido en un elemento clave para garantizar la seguridad de las comunidades afectadas por las minas antipersonal.
Hay operaciones en curso de despeje de minas antipersonal y otros artefactos explosivos financiadas por el Gobierno de los Estados Unidos en 13 municipios de toda Colombia, en los departamentos de Antioquia, Cauca, Meta, Norte de Santander y Valle del Cauca, algunas de las cuales se describen a continuación.
No Más Miedo
El nivel de impacto no sólo lo sienten las comunidades individuales, sino que se siente a nivel nacional. Muchas comunidades de todo el país han podido recuperar gradualmente la tranquilidad y mejorar su calidad de vida en los territorios que, antes de las operaciones de desminado, estaban fuera de los límites por temor a perder alguna extremidad o la vida.
Juan Nemopuceno Gómez, nativo de Antioquia, el departamento con el mayor número de víctimas de minas antipersonal, es sólo una de las personas que ha sentido el impacto del desminado en su comunidad. En 2008, mientras realizaba labores agrícolas, su nieto de 10 años que estaba con él pisó una mina antipersonal.

"Cuando vi a mi nieto llorando y cubierto de sangre, pensé que me habían disparado con un rifle. En ese momento todavía no nos habíamos dado cuenta de que era una mina" dijo Juan.
El apoyo de EE.UU. ha permitido a HALO desplegar equipos de estudio no técnico que han identificado una serie de áreas a despejar en los próximos meses y años; una de estas áreas es donde el nieto de Juan casi perdió la vida. A los 86 años de edad, Juan está celebrando el trabajo de HALO y espera volver al área que ha estado evitando durante más de 12 años por miedo.
El Impacto del Empleo
Pero no son sólo los beneficiarios del despeje y el estudio no técnico los que sienten el impacto de la existencia de HALO en Colombia. Los integrantes del equipo de más de 400 personas de HALO afirman que trabajar con HALO les ha cambiado la vida. Uno de los integrantes del personal que ha sentido esto es Paola.

"Me gusta mucho lo que hago, la estabilidad laboral que he tenido es genial porque puedo proyectar metas".
Paola nació en el municipio de Uribe, en el departamento del Meta, durante el conflicto. Su infancia fue increíblemente difícil y sufrió directamente las consecuencias del conflicto entre los grupos armados. A menudo no podía ir a la escuela debido a los frecuentes enfrentamientos entre los grupos. La situación era difícil de superar, ya que incluso después del acuerdo de paz en Colombia, no era fácil conseguir un trabajo. No fue hasta 2017 cuando HALO comenzó a trabajar en el municipio de Paola y encontró un empleo que le ha permitido mejorar su calidad de vida.

"Gracias a HALO he podido desarrollarme profesionalmente, tengo estabilidad económica y he podido proyectar mis objetivos. Me hice un hogar porque antes de entrar en HALO no tenía casa; he podido ahorrar dinero y tener mis propias cosas. Puedo darle a mi hijo lo que necesita para la escuela, juguetes y pasar tiempo con él".
Además de su trabajo de tiempo completo en HALO, y de ser una madre a tiempo completo, también ha logrado estudiar y ha cumplido su sueño de convertirse en una Asistente de Enfermería.
Nuevos Comienzos
A pesar de la labor de HALO en el país, a nivel mundial, Colombia es el segundo país con mayor número de víctimas de minas antipersonal. Un total de 11.892 personas han sido víctimas de minas antipersonal y otros artefactos explosivos debido a su proximidad a tierras contaminadas. Un total de 9.581 personas son sobrevivientes, y desafortunadamente 2.311 personas perdieron la vida, es decir, un total de 11.892 familias y comunidades, todas ellas impactadas negativamente por este problema que sigue afectando a la nación colombiana. Pedro Pablo Gelvez es uno de los sobrevivientes.
Pedro es de Norte de Santander donde HALO inició sus operaciones en enero de 2020 gracias al apoyo del Gobierno de Estados Unidos que financia a los Equipos de Estudio No Técnico. En 1997 la vida de Pedro Pablo cambió para siempre. Él cuenta:

"Estábamos extrayendo madera del suelo y nos detuvimos a almorzar. Recuerdo haber visto algo en el suelo que me llamó la atención y lo recogí. Tiré de una argolla porque pensé que era una batería y en ese momento explotó".
Pedro Pablo sufrió heridas en el lado izquierdo de su cuerpo - perdió su mano izquierda, su ojo izquierdo, y su oído y abdomen también se vieron afectados. Hoy, años después de su accidente, sigue adaptándose a la vida sin una extremidad para trabajar y mantener a su familia, pero celebra la llegada de HALO a su municipio. Dice que ha aprendido comportamientos seguros a través de la educación sobre el riesgo de los artefactos explosivos y que el trabajo de desminado es beneficioso para sus hijos y su comunidad, ya que ayuda a prevenir más accidentes, como el suyo, con artefactos explosivos.
Medición del Impacto
En HALO necesitamos entender la extensión de nuestro impacto. Desarrollamos un nuevo proyecto en el país que busca entender el impacto socio-económico del desminado humanitario en los municipios de Nariño y La Unión en Antioquia, los primeros municipios declarados libres de la sospecha de minas por HALO en Colombia.
Para Fausto Osorio, el desminado humanitario ha tenido un gran impacto en su vida, especialmente en su vida profesional. Él explica:

"En 2016, el municipio de Nariño seguía siendo estigmatizado como 'tierra de la guerrilla' y era muy difícil cambiarle esa mentalidad a los turistas. Pero después de que el proceso de paz se llevó a cabo y HALO realizó el proceso de desminado, las cosas mejoraron".
Hoy en día Fausto se dedica a promover el turismo en su región. Por eso, para él, el desminado humanitario ha sido fundamental en el desarrollo de su profesión.